La Padaria de São Roque Lisboa es uno de esos lugares que parecen resistirse al paso del tiempo. Situada entre el Bairro Alto y el Príncipe Real, a pocos pasos de la Iglesia de São Roque, esta panadería centenaria guarda en sus vitrinas mucho más que pan: conserva un modo de vida lisboeta que se está volviendo cada vez más difícil de encontrar.
Un comercio con memoria viva
La padaria ocupa un edificio cuya historia se remonta a finales del siglo XIX: el proyecto original data de 1899, y se levantó sobre parte del antiguo Palácio dos Salemas, demolido en 1883. Su trayectoria moderna comienza en 1961, cuando pasó a formar parte de la Panificação Reunida de São Roque, Lda., fruto de la unión de varias panaderías del barrio.
El interior es uno de sus tesoros: un espacio de Arte Nova, con azulejos decorativos, columnas y mostradores de mármol y techos abovedados que sobreviven como si fuesen un pequeño museo del comercio tradicional. Pero más allá de su estética, la padaria siempre fue un punto de encuentro para vecinos, trabajadores y estudiantes que buscaban un café o un pão quente antes de iniciar el día.

Una loja com história protegida… pero vulnerable
En octubre de 2020, la Cámara Municipal de Lisboa otorgó a la Padaria de São Roque el sello de “Loja com História”, un reconocimiento destinado a proteger comercios con relevancia cultural, arquitectónica y social.
Este estatus, sin embargo, no garantiza su supervivencia. Aunque protege elementos patrimoniales, no impide que el negocio pueda cerrar si sus propietarios ya no pueden mantenerlo abierto.
«Si esto cerrase, dolería mucho, pero lo que tiene que ser, tiene que ser.”
En estos últimos días han empezado a circular informaciones preocupantes: la padaria estaría en riesgo de cierre debido a presiones inmobiliarias y al cansancio natural de su histórico responsable, Manuel Laranjeira Torres, de 92 años.
Según avanzó NiT, la panadería podría integrarse en un proyecto del edificio vecino, la Pensão Londres, que adquirió el espacio. En declaraciones al periódico Público, Laranjeira confesó:
“Estoy muy inclinado a dejarlo. Quizá voy a tener que ceder. Si esto cerrase, dolería mucho, pero lo que tiene que ser, tiene que ser.”
El turismo y la transformación acelerada de Lisboa
El caso de la padaria no es aislado: forma parte de una discusión más amplia sobre el modelo urbano que Lisboa está adoptando. El auge del turismo, el aumento del precio del alquiler y la proliferación de alojamientos turísticos transforman barrios como Alfama, Mouraria o Bairro Alto a una velocidad difícil de gestionar.
La Padaria de São Roque representa la Lisboa vivida, la de la gente que hace ciudad cada día. No es solo un comercio antiguo: es un espacio de identidad, convivencia y memoria. Su pérdida sería también la pérdida de un relato urbano que no debería borrarse.
Quizá el desenlace aún sea reversible. Pero, ocurra lo que ocurra, su historia invita a reflexionar sobre qué Lisboa queremos para el futuro: ¿una ciudad de paso o una ciudad con alma?